lunes, 2 de mayo de 2016
¿El Rapto de la Iglesia será mismo secreto?
La doctrina bíblica del Rapto de la Iglesia ha sufrido mucha oposición en la actualidad: dicen que el término “rapto” o “arrebatamiento” no está en la Biblia; que todo acontecerá de una sola vez, “en aquél día”; y que no habrá rapto secreto ninguno. En este artículo, buscaré responder de modo sucinto y objetivo a esas tres objeciones.
Dicen que el término “rapto” no está en la Biblia
El término “rapto”, de hecho, no aparece en las Escrituras, pero la doctrina del Rapto de la Iglesia deriva de ellas, así como la doctrina de la Trinidad, por ejemplo. Aunque la palabra que da nombre a esa doctrina —“trinidad”— no sea mencionada en las páginas sagradas, la doctrina lo es, en ambos los Testamentos. Además, aunque creamos en los atributos incomunicables de Dios, como la omnipresencia, la omnisciencia etc., no hallamos en la revelación escrita del Señor las palabras correspondientes a esas doctrinas.
En castellano, el verbo que da origen a la doctrina en aprecio es “arrebatar”, el cual aparece en la frase: “seremos arrebatados” (1 Tesalonicenses 4.17), en las versiones Reina-Valera y NVI, por ejemplo. Sin embargo, los teólogos han preferido llamar la doctrina de “el Rapto de la Iglesia”, siguiendo su étimo latino. En portugués, asimismo, el verbo que aparece en el pasaje citado es arrebatar. En inglés, aunque el verbo empleado sea catch up (“tomar”), los teólogos —prefiriendo usar el término oriundo del latim: raptus— llaman la doctrina de “the Rapture of the Church”. En francés, el verbo es enlever (“remover”): “nous serons enlevés”. De ahí, “l'Enlèvement de l'Eglise”. En griego, el verbo para “arrebatar” es harpazō, que significa “tomar”, “raptar” (cf. Mateo 13.19; Juan 6.15; 10.12,28,29; Hechos 8.39; 23.10; 2 Corintios 12.2,4; Judas v. 23; Apocalipsis 12.5).
Dicen que no habrá Rapto; todo acontecerá de una sola vez, “en aquél día”
Comparemos 1 Tesalonicenses 4.16,17 con Apocalipsis 19.1-10. Eses dos pasajes bíblicos muestran claramente que la iglesia irá al encuentro del Señor “en el aire” y entrará en el Cielo. A la luz de esas dos verdades, examinemos la secuencia cronológica de Apocalipsis 19 a 22: la Iglesia glorificada en el Cielo (19.1-10); la Manifestación de Cristo en poder y gran gloria (19.11-16); el Armagedom (19.17-19); la victoria de Cristo sobre el Imperio Anticristiano (19.20,21); la prisión de Satanás (20.1-3); la resurrección de los testigos de la Tribulación (20.4,5); el Milenio (20.4-6); la liberación de Satanás tras el Milenio y su condenación (20.7-10); el Juicio Final (20.11-15); Nuevo Cielo y Nueva Tierra (21-22). Está claro, en esta secuencia, que la Iglesia ya estará en el Cielo por ocasión de la Manifestación del Señor en gran gloria, lo que descarta cualquier confusión entre esta y el glorioso evento escatológico en aprecio: el Rapto de la Iglesia.
En Apocalipsis 4 y 5, el Señor reveló a Juan que la Iglesia ya estará en el Cielo antes que comiencen los juicios de la Gran Tribulación (cf. Apocalipsis 6). Los veinticuatro ancianos (gr. presbuteros), allí, representan la Iglesia Universal, formada por todos los salvos, de todas las épocas. El número veinticuatro alude a los doce apóstoles del Cordero y a las doce tribus de Israel (cf. Apocalipsis 21). Y las características de eses ancianos (y no ángeles, pues estos en ninguna parte del Nuevo Testamento son llamados de presbíteros) dejan claro que ellos representan la Iglesia ya galardonada: asentados en tronos, con vestes brancas y corona en la cabeza (cf. Apocalipsis 2.10; 3.4,5,11).
Dicen que no habrá un Rapto secreto, exclusivo a la Iglesia
La Biblia es análoga: es decir, la Biblia explica la propia Biblia. En Juan 14.3, Jesús dijo: “vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo”. El término “tomar” (gr. paralambanō), aquí, denota “tomar con fuerza” o “raptar” (cf. Mateo 2.13,14; Marcos 9.2; Mateo 24.40,41). ¿A quién el Señor Jesús hizo esa promesa? ¿Al mundo? ¡No!, sino a un grupo selecto, su Iglesia, entonces representada por los apóstoles.
Considerando la analogía general de la Biblia, no podemos ignorar el hecho de que el Rapto de la Iglesia es análogo a la resurrección de la Iglesia — “de entre [todos] los muertos” (Lucas 20.35; Filipenses 3.11, gr. ek ton nekron). Comparemos 1 Tesalonicenses 4.17 con 1 Corintios 15.50,51. Estos pasajes muestran claramente que los salvos, de entre todos los vivos, irán al encuentro del Señor, en el aire, en un abrir y cerrar de ojos. Por lo tanto, así como los muertos en Cristo resucitarán de entre todos los muertos, los vivos salvos en Cristo serán raptados de entre todos los vivos.
Alguien podrá argumentar: “Yo creo en el Rapto, pero no creo en el Rapto secreto”. Sin embargo, ¡o el Rapto es secreto, o él no existe! Leamos Hebreos 9.28. En esto pasaje está escrito que Cristo “aparecerá [gr. horaō, 'será visto'] por segunda vez […] para salvar a los que le esperan”. ¿A quiénes Él aparecerá? ¿A todos? ¡No! Él será visto (cf. 1 Timoteo 3.16; 1 Corintios 15.5-8) por los que lo esperan para la salvación en su aspecto perfectivo: la glorificación (Romanos 13.11; Filipenses 3.20,21).
Está clara, en el Nuevo Testamento, la distinción entre el Rapto, donde solamente los que esperan al Señor lo mirarán, y su Manifestación en gloria, donde todo ojo lo verá (cf. Apocalipsis 1.7; Zacarías 14.1-4). Y, a la luz de 1 Corintios 15.5-8, el aparecimiento secreto de Jesús a su Iglesia no representa una novedad teológica. Después de la resurrección del Señor, Él fue visto exclusivamente por sus discípulos (la Iglesia naciente) por un espacio de cuarenta días, sin el mundo tener cualquier participación o injerencia en eso (Hechos 1.3; cf. Juan 12.28,29; Hechos 22.9).
Finalmente, muchos teólogos usan el texto de Hechos 1.9-11 para aludir a la Manifestación del Señor en gloria, pero este pasaje asimismo es una clara defensa, por asó decir, de la doctrina del Rapto, visto que Él bajará del Cielo de la misma manera que subió: “viéndolo ellos, fue alzado, y le recibió una nube que le ocultó de sus ojos. Y estando ellos con los ojos puestos en el cielo, entre tanto que él se iba, he aquí se pusieron junto a ellos dos varones con vestiduras blancas, los cuales también les dijeron: Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo”. En otras palabras, así como en su ascensión solo su Iglesia lo vio subiendo hasta las nubes, en el Rapto solo su pueblo lo verá barrando hasta las nubes (1 Tesalonicenses 4.16,17).
“Amén; sí, ven, Señor Jesús” (Apocalipsis 22.20).
Ciro Sanches Zibordi
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Bênçãos...
ResponderBorrarAmen, amigo y hermano.
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Alabrado sea El Señor JesusCristo que viene para nosotros en alguns pocos minutos. Que todo El honor y toda la glória sea a nuestro Redentor para todo lo siempre.
ResponderBorrarAlabrado sea El Señor JesusCristo que viene para nosotros en alguns pocos minutos. Que todo El honor y toda la glória sea a nuestro Redentor para todo lo siempre.
ResponderBorrarCaro El Menor de Todos los Menores, ¡tu eres un gran amigo! Que Dios te bendiga.
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