lunes, 9 de mayo de 2016

¿Músicos y cantantes deben ser llamados de levitas?


En la Santa Biblia, la designación “levitas” se refiere exclusivamente a los israelitas de la tribu de Levi que trabajaban en el Tabernáculo y, posteriormente, en el Templo. Aunque no se sepa quiénes primero llamó los músicos cristianos de “levitas”, hoy día ese término prácticamente se ha cambiado un sinónimo para cantautor, cantante o músico. Sin embargo, con toda la sinceridad, no veo con buenos ojos esa “antiguotestamentarización” del culto neotestamentario.

Como se sabe, a la luz del Antiguo Testamento, los levitas no se ocupaban solo de la música y del cántico. Ellos velaban, de modo general, por el lugar de culto al Señor, ejerciendo el sacerdocio, en el caso de los hijos de Arán (Levítico 21), haciendo el arreglo y la manutención del Tabernáculo y, más tarde, del Templo, actuando como guardianes, porteros y panaderos, además de realizaren todos y cualesquier servicios generales (Número 1.50; 1 Crónicas 9.26; 15.22 etc.). ¿Están los “levitas” de hoy dispuestos a hacer todo lo que aquellos levitas hacían?

Después de haber leído un artículo mío acerca de la predicación con música de fondo, un “levita” comentó: “Es muy diferente ministrar un estudio bíblico de una predicación. La predicación es manipuladora, sí, pues insta el oyente a un desafío de cambios de actitudes, y no veo nada errado en ese tipo de manipulación. Cuando estoy tocando hacia alguien predicar, no hago música de fondo, sino ministro con las teclas del órgano. Ahora bien, el profeta no recibió la palabra profética hasta que alguien tocó un arpa. Mientras la música sonaba, la palabra profética era liberada. Aprendan con la Biblia y no con invenciones humanas”. Pero bueno — con total respeto —, temo que ese “levita” esté un tanto equivocado. Al fin y al cabo, ¿con quién él ha aprendido que la predicación es o debe ser manipuladora? Creo que él esté confundiendo persuasión con manipulación.

El predicador o el músico que manipulan la gente no han tenido compromiso con la Palabra de Dios ni con el Dios de la Palabra. Y, por esto mismo, se han valido de “herramientas” de animación de platea, como clichés que masajean el ego de los oyentes, teatralización y música de fondo. Asista a los videos del showman Benny Hinn y mira como él derriba la gente usando, incluso, músicas de fondo. ¡Pura manipulación! Sin embargo, la persuasión de la parte de Dios está relacionada con la acción del Espíritu Santo y el poder de la exposición de la Palabra, que no necesita “muletas” como música de fondo.

Además, la predicación eficaz abarca tres elementos, representados por tres términos griegos: logos (el contenido verbal del mensaje, incluyéndose arte y lógica en su exposición); pathos (el fervor, la pasión, el sentimiento, la elocuencia del predicador); y ethos (el carácter percibido del orador). Detectamos esas tres palabras en 1 Tesalonicenses 1.5: “pues nuestro evangelio no llegó a vosotros en palabras [logos] solamente, sino también en poder [pathos], en el Espíritu Santo y en plena certidumbre [ethos], como bien sabéis cuáles fuimos entre vosotros por amor de vosotros”.

El mencionado “levita” asimismo hizo una alusión al episodio narrado en 2 Reyes 3, donde el profeta Eliseo mandó llamar un tañedor antes de transmitir a los ejércitos de Judá e Israel un mensaje profético. En primer lugar, le pregunto: ¿El tañedor tocó su instrumento mientras el profeta hablaba? ¡No! Pero, mismo que él hubiese hecho esto, el pasaje bíblico en aprecio no presentaría, de hecho, un argumento válido a los tiempos neotestamentários, haya vista el ministerio profético en los moldes antiguotestamentarios haber durado hasta Juan Bautista (cf. Mateo 11.13; Efesios 4.11; 1 Corintios 12.28,29).

Según el Nuevo Testamento, la música hace parte del culto a Dios, pero existe el momento cierto para ejecutársela (1 Corintios 14.23). Aunque una música suave, en tono bajo, en el momento de la invitación al pecador pueda hasta ser útil, ¿es necesario tocar instrumentos en los momentos de la predicación y de la oración? ¿Cuándo el Señor Jesús o los apóstoles predicaban o enseñaban la Palabra de Dios, contaban con música de fondo?

¿Los predicadores de los primeros siglos necesitaban subterfugios para predicar el Evangelio? ¿Los célebres predicadores de la Historia de la Iglesia reciente, como Spurgeon, Moody, Wesley etc., empleaban recursos para conmover o manipular los oyentes? ¡No! Por lo tanto, esto, así como designación de levita, ¡son — definitivamente — modismos, muy perjudiciales a la exposición del Evangelio!

Ciro Sanches Zibordi

1 comentario:

  1. ¿Por qué muchos predicadores solo predican si hubiere una música de fondo?

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